La conversación entre Estados Unidos y Rusia acerca del control de armas es imprescindible para la seguridad global, aseguró Dmitri Peskov, representante del Kremlin, al referirse al llamado del presidente estadounidense, Donald Trump, al desarme nuclear.

En declaraciones a la prensa, Peskov aseguró que su país cree lo imprescindible de estas conversaciones aún más para garantizar la estabilidad estratégica y la seguridad internacional.

El secretario de prensa del Kremlin propuso además un incremento en el cuidado de los arsenales nucleares europeos, considerando las recientes declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron. «El cuidado de estos arsenales es ahora más relevante que en el pasado, considerando la reciente declaración de Macron acerca del objetivo de Francia de emplear su paraguas nuclear para garantizar la seguridad de los países europeos«, añadió Peskov.

El funcionario ruso agregó que: «En vista de que algunos países europeos se apresuraron a respaldar esta propuesta, los arsenales nucleares europeos no pueden excluirse de estos encuentros«, así lo afirmó el portavoz al responder a la interrogante de si Francia y el Reino Unido deberían involucrarse en un eventual debate sobre el desarme nuclear.

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Previamente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había manifestado su deseo de comenzar diálogos acerca del desarme nuclear con Rusia y China, en vista de que el 5 de febrero de 2026 se culmina el acuerdo START III sobre armas nucleares, el único pacto de control de armas que une a Moscú y Washington. Rusia aspira a que el nuevo acuerdo incluya los arsenales nucleares de Francia y el Reino Unido, las dos potencias atómicas de la OTAN, que en la actualidad están libres de cualquier investigación.

Por su parte, el pasado miércoles 5 de marzo, Macron, en un discurso de seguridad en televisión, anuncio que iniciará una discusión acerca del empleo de las armas nucleares francesas con el fin de «proteger» a la Unión Europea. Desde Rusia calificaron de «falsa» la concepción que Macron propone al mundo, al interpretar la respuesta de Rusia al expansionismo de la OTAN como una «agresividad natural».

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